El Conahcyt será Secretaría de Estado ¿Porqué debería importarnos?

Editorial Polifonía Sonora

 

El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) fue establecido por mandato del H. Congreso de la Unión el 29 de diciembre de 1970, con la misión de
formular políticas científicas y tecnológicas en México. A lo largo de los años, ha experimentado altibajos por los intereses de los gobiernos en funciones.

El año pasado, se aprobó una propuesta legislativa del presidente López Obrador que fundamenta el derecho humano a la ciencia y aspira a que todas las personas se beneficien del progreso científico y humanístico. Esta ley marcó una transformación profunda de la institución, incluyendo un cambio de nombre a
CONAHCYT, incorporando la H de humanidades.

A pesar de su intención de expandir el apoyo a los investigadores de humanidades y combatir la corrupción en la asignación de becas y recursos, la reforma generó controversias y protestas de parte de universidades y centros de investigación debido a la reducción general del financiamiento.

CONAHCYT, como otras comisiones (Conapred, CNDH, etc) tiene la capacidad de apoyar en el análisis e implementación de políticas y programas. El concepto de apoyo, por definición, implica ser un poder secundario y no el principal, ello explica porqué su influencia ha sido secundaria y no decisiva, a diferencia de una
Secretaría de Estado, que es una extensión del poder ejecutivo y cuyo tema es prioritario para el Estado.

La presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ha expresado su intención de elevar a CONAHCYT al rango de Secretaría de Estado, designando a la Dra. Rosaura Ruiz como titular. Este cambio implicaría que la titular reportaría directamente a la presidenta, incidiendo significativamente en las grandes decisiones del gobierno federal.

Siempre se ha dicho que la solución a los grandes problemas del país está en aumentar la inversión del PIB en ciencia, tecnología e innovación, más allá del 1%. Este porcentaje ha sido efectivo en economías emergentes como Corea del Sur, España y Brasil.

En México, ha habido experimentos locales con la creación de Consejos Estatales de Ciencia y Tecnología en Guanajuato, Jalisco, Yucatán y otros, que eventualmente se convirtieron en secretarías estatales. Algunas de estas secretarías han incluido en su nombre y actividades la “innovación” y el “desarrollo”, señalando la importancia de la investigación aplicada y el desarrollo de nuevas tecnologías que posteriormente habrán de convertirse en bienes y servicios que fortalezcan la economía.

Como secretaría, probablemente recibiría un presupuesto mayor y más recursos, lo que podría traducirse en programas e iniciativas ampliados en ciencia y tecnología, alineados con los objetivos de desarrollo nacional. Además, las secretarías tienen la autoridad para presentar iniciativas legislativas y decretos al Congreso de la Unión, lo que podría fortalecer las políticas en humanidades, ciencia, tecnología e innovación.

Las funciones administrativas de una secretaría incluyen la gestión de servicios nacionales, la formulación y conducción de políticas poblacionales y la supervisión de programas de protección civil. Esto aumentaría la capacidad de influir en las infraestructuras educativas y científicas del país, impulsando la educación, la innovación y el mercado resultante.

Como secretaría, será necesario definir un enfoque, en comparación con organismos similares en otros países. En países occidentales, desarrollados y supuestamente más democráticos, se implementa la metodología de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aunque no ha sido totalmente adoptada por la Cuarta Transformación, posiblemente por incompatibilidades conceptuales. Sin embargo, este nuevo estatus requerirá una mayor coordinación con otras secretarías y países, y parece probable que la 4T necesite internacionalizarse en este aspecto.

La creación de esta nueva secretaría traerá nuevas responsabilidades burocráticas y desafíos políticos, incluyendo el establecimiento de delegaciones en cada estado de la República Mexicana. Esperemos que la Dra. Rosaura Ruiz esté a la altura de este desafío.

Scroll al inicio